La frase "una imagen dice más que mil palabras" es, sin duda, intrigante. A simple vista, podría pasar como un refrán popular. Nada más que una expresión romántica. Sin embargo, merece la pena ahondar un poco en su significado.
De antemano aclaro que éste no es un debate filosófico bien estructurado, ni con bases de grandes pensadores de siglos pasados. Quien esté buscando un ensayo sobre cada perspectiva filosófica del siglo XIX, que cambie de blog ahora mismo. Está a tiempo. Ésta entrada es mi muy particular punto de vista al respecto, el cual si bien no es del todo profundo, pretende crear una suerte de retroalimentación personal con respecto a un tema tan inmenso como lo es la fotografía y su importancia.
Bien, comenzaré diciendo que la fotografía es un momento para siempre inmortalizado. Pero, ¿qué pasa con una fotografía que fue "preparada"?. Las fotografías que son simuladas, ¿realmente están inmortalizando un momento? ¿O sólo lo crearon, lo manifestaron al mundo?.
En lo que a mi concierne, las fotografías más valiosas son (como decía el maestro Baudelaire) aquellas empapadas en espontaneidad. Una foto preparada sin duda puede repetirse, con los preparativos adecuados. Pero una foto espontánea prevalece tanto como el valor del momento esté ahí. De cualquier manera, puedo decir que una fotografía es una brecha en el tiempo. Un momento que se sale de la línea de la normalidad para quedarse congelado, más a pesar de ello continúa viajando en la línea del tiempo. Una fotografía trasciende en más de un sentido. Una especie de paradoja; el tiempo no le afecta y sin embargo, no es ajena al mismo. una fotografía se mueve con el tiempo. Pero, sí el papel se percude y se borra la fotografía. ¿la mantenemos en la mente?. Y si así fuera, ¿qué caso tiene tomar una fotografía si se tiene la memoria? Por supuesto, no es lo mismo. Sin embargo, creo que ni un recuerdo tiene más valor que una fotografía ni viceversa. E incluso si la fotografía fuera planeada, esto no le restaría valor creo yo. Porque al mirar esa fotografía tan planificada, una serie de recuerdos despiertan. Entonces, el valor de la fotografía reside en la cantidad de recuerdos que evoca a nuestra mente cada que la vemos. Pero, eso no sería algo universal. Sin duda algo universal es, por definición misma, algo que es igual en cualquier parte. Quizás es una definición algo burda, pero es entendible. Así que una fotografía jamás sería universal, pues no despierta lo mismo en todas las personas.
No es una gran crítica, ni una perspectiva filosófica muy profunda. Quizás hasta es redundante y vacía. Pero, es lo que yo opino de la fotografía. Es una especie de paradoja, que inmortaliza el tiempo y a su vez, lo deja fluir dentro del mismo.
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